Son las diez de la mañana y ya buscamos una sombra desesperadamente, no quiero pensar cuando sean las dos de la tarde, se nos van a freír los sesos, eso si nos nos deshidratamos antes de tanto sudar.
Los ferry tienen un aire a los del Missisipi, pero sin tanto humo saliendo por la chimenea. Pintados de verde con toques de blanco, tardan sobre 10 minutos en atravesar la bahía, cuestan 2 Hong Kong Dolars, que al cambio son unos 20 céntimos, y te llevan con un suave movimiento que hace que las vistas de Hong Kong sean más idílicas y relajantes de lo que realmente son, sobretodo cuando te encuentras dentro de la vorágine de tráfico en la que se engulle la ciudad.
Sea cuál sea la hora, el tráfico de barcos en la bahía es impresionante, desde grandes barcos de carga llenos de containers, hasta los típicos barcos de pesca que parecen cáscaras de nuez que se van a romper de un momento a otro, tripulados por un par de personas que parecen ser totalmente ajenos y estar acostumbrados a las vistas que le rodean; dispuesto a llenar las redes con sabe Dios que pescados de sabe Dios donde, porque de estas aguas parece que solo puede salir el pez de tres ojos de los Simpson, prefiero no pensar que este hombre va a coger mi cena de esta noche.
Ahora que estoy en la otra orilla me doy cuenta de lo gigantes con son todos los edificios, hasta los que desde la otra parte se veían más pequeños, desde aquí son gigantes, masas increíbles de cemento, acero y cristal que hacen sentirte diminuto entre los diminutos, y prácticamente insignificante al lado del sexto edificio más grande del mundo el Two International Finance de 415 metros construido en el 2003 por el Arquitecto César Pelli. Entre todos ellos se encuentran tres de los diez edificios más altos del mundo, si siguen sobrecargando van a conseguir hundir la Isla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario