viernes, 18 de abril de 2008

La locura de Nueva York

Y me he ido a Nueva York, la ciudad por muchos anhelada, la ciudad del puro consumismo, es una ciudad que te atrapa en una vorágine que te hace añorar la tranquilidad de tu pueblo.


Nueva York es una urbe que te absorbe, que te exprime y te engulle, y después te regurgita, dejándote en el solo pensamiento de lo diminuto de tu existencia.

Abruma la velocidad con la que la gente vive, abruma la visión cercana del espíritu estadounidense del consumismo y del engaño para auto-favorecerse.




Comenzando la andadura por Times Square, en donde no existe un centímetro cuadrado donde poner otro anuncio y donde por la noche las luces y los paneles televisivos te bombardean y saturan y crean la falsa sensación de calidez, que se ve radicalmente cortada por el primer empujón que recibes cuando te quedas quieto en medio de la marea humana que recorre a cada hora todas las calles que van desde la 42 hasta Brodway.



Ya en Brodway podemos ir a ver El Fantasma de la Ópera, la más duradera obra en el tiempo de Brodway y después podemos ir a cenar a Sardie’s si estamos dispuestos a pagar 25-30$ por plato, eso si, sabremos que estamos cenando en uno de los restaurantes que más celebridades acoge en la ciudad un día de estreno.



Seguiremos el recorrido por la 5 avenida, Meca del shopping, paseo de grandes marcas y donde podemos encontrar edificios como el Rockefeller center o la Torre Trump o la catedral de Saint Patrick.


Al final de la 5ª avenida encontraremos uno de los únicos lugares de reposo de la ciudad, Central Park, en donde nos encontraremos por todas partes con las simpáticas ardillas.



Grandes edificios como el Empire State y el edificio Chrysler empequeñecen al viandante y lugares como la O.N.U. te hacen ver la fuerza que esta ciudad tiene en el resto del mundo.
Si se busca tranquilidad hay que ir al Soho, pasear por sus calle a primera hora de la mañana antes de las 10.30, hora en la que la mayoría de las tiendas abren su puertas.


Y del Soho seguimos andando hasta China Town y Little Italy, y nos transportaremos como por arte de magia a otra parte del mundo. Es curioso ver como poco a poco China Town se está comiendo a Little Italy, lo que deja entrever la realidad del mundo, donde el gigante asiático se está merendando al resto del mundo.



Una visión bonita es la de los puentes de Brooklyn y Manhattan o la vista de lejos de la estatua de la libertad.


Un paseo por el distrito financiero y una mirada a la zona cero nos hace comprender el caos y terror que se tuvo que vivir el 11-S. Esperemos no tener que volver a vivir momentos como esos.

Por último una recomendación, cuidado porque es la ciudad de los timos.